Las alegorías y la narración de una épica
histórica. El pedestal como ideario.
Colaboración de Marcela Paravano
Geap-Argentina
Leer los
pedestales no suelen ser un hábito común entre nosotros. Hoy queremos comentar
algunos aspectos simbólicos de las alegorías que se encuentran en el pedestal
del monumento al General San Martín realizado en 1946 por Antonio Sassone (Cosenza,
1906-Buenos Aires, 1983), emplazado en la Plaza San Martín de Quilmes recién en
1965. Esta obra está formada por una
estatua ecuestre de bronce de 370 cm de altura y las figuras de las alegóricas
El Guerrero, La Bondad, El Pensador y El Destino,
también bronces, con una altura de 210
cm, ubicadas en los lados del basamento. Completan el conjunto dos
bajorrelieves en bronce, de 110x110 cm,
que muestran la imagen del Libertador con su nieta y de los países liberados
por San Martín.
Las alegorías
elegidas por el autor con el fin de brindar una lectura de la idiosincrasia, valores
e ideario de San Martín, nos permite completar la mirada del prócer. Las formas
utilizadas abrevan en la iconografía tradicional.
El primero de
los conjuntos lo forman El Guerrero y La Bondad. El Guerrero,
de mirada felina y potente, representa el valor militar y la rebeldía de los
pueblos milenarios; sostiene una espada y simbólicamente muestra el camino para
llegar a la otra figura que es la Bondad.
Esta alegoría está descripta por Cesare Ripa en su
Iconología como un conjunto de cualidades que incluyen los valores
de la verdad, fidelidad, integridad, justicia y paciencia. En este ejemplo, la figura tiene además una
paloma en la mano como símbolo de la paz que, explica el artista, es el
preanuncio de una buena nueva. Tradicionalmente, la
Bondad se ha representado vestida con un atuendo dorado, una corona
hecha de ruda en su cabeza, con la mirada dirigida al cielo y sosteniendo en sus
manos un pelícano; a orillas de un río y cerca de un árbol. Cada uno de estos
elementos tiene un significado simbólico. Concluye Ripa finalmente que la
verdadera Bondad deja todo interés de lado incluido el amor propio. Sassone
agrega algunas variantes en los atributos de la Bondad, entre ellas una paloma
en lugar del pelícano, lo cual coincide con el ideario del autor respecto de las
luchas que se requieren para conseguir
la paz, que no necesariamente deben ser
a través de la guerra.
El segundo
conjunto, El Pensador y El Destino, muestran la idea de continuidad
entre el pensamiento y su finalidad. El Pensamiento se ha representado en el
arte como un hombre vestido de negro que lleva en su cabeza una multitud de
huesos pequeños y tiene en su capa espinas con las puntas vueltas a la carne; en
algunos casos, lleva los cabellos revueltos y un par de alas en la cabeza y la
espalda. Generalmente, la mejilla apoya sobre la mano izquierda y en la mano
derecha sujeta una madeja de hilo enredado. El pensamiento es el hilo de Teseo
para salir del laberinto. La intención expresada por Sassone alude a esta
categoría psíquica, al proponer evidenciar en la escultura que “todo el cuerpo
piense porque pensar es crear”. El Destino representado por una mujer alada con una
estrella en las manos es el alba -a veces la lleva sobre la cabeza- y significa
el horizonte que diseña el pensamiento del héroe que ideó un plan y llevó a
cabo su intención de conducir por el camino de la liberación a América.
2- Figuras de la Bondad, el Pensador, el Guerrero, el Destino.
3- Detalle de las cabezas: Bondad,
Pensador, Guerrero, Destino.
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