lunes, 13 de marzo de 2023

 MONUMENTO AL Dr. ALEJANDRO CASTRO



Teresa Espantoso Rodríguez

GEAP-Argentina / GEAP-Latinoamérica 

ITHA-FFyL-UBA



Autor: Rogelio Yrurtia

Fecha: 1906

Ubicación: Hall del Hospital de Clínicas “General San Martín”




El Dr. Alejandro Castro tuvo un rol fundamental en el desarrollo de la medicina en Argentina desde su lugar como catedrático de Clínica Quirúrgica de la Escuela de Ciencias Médicas desde 1898. Poco después de su fallecimiento, ocurrido el 11 de febrero de 1902, Yrurtia recibió el encargo de realizar el monumento que debía homenajear su trascendencia en el campo de la medicina. El escultor que en esos años residía en París, realizó la obra en esa ciudad y encargó la fundición a la empresa Alexis Rudier, una de las más reconocidas en el ámbito galo.

El monumento representa a un hombre anciano cubierto con un manto, tal como vemos representado a Esculapio en la escultura antigua, que guía de la mano y señala el camino del conocimiento a un joven cuya desnudez apenas se oculta bajo un paño que desciende desde su hombro izquierdo. Es de destacar la firmeza de los rostros y la expresión de los ojos hundidos de los personajes, que les otorga una fuerza particular. 

El grupo –hoy en el actual Hospital de Clínicas, luego de la demolición del antiguo en 1975- se ubicaba sobre un pedestal cúbico, hoy perdido, en cuyo frente el artista esculpió en bajorrelieve el busto de perfil de Alejandro Castro e incluyó las fechas de nacimiento y muerte del homenajeado. 





Imagen 1- Monumento al Dr. Alejandro Castro. 





Imagen 2- Monumento al Dr. Alejandro Castro. Vista lateral. 








Imagen 3- Monumento al Dr. Alejandro Castro. Detalle. 








Imagen 4- Monumento al Dr. Alejandro Castro. Detalle. 






Imagen 5- Inauguración del Monumento al Dr. Alejandro Castro. Revista PBT nº 104-15-09-1906.



Créditos imágenes:  M. Fernanda Benítez


viernes, 3 de marzo de 2023


 Un Rey italiano en Mar del Plata

El retrato de Humberto I por Garibaldo Affanni y Giuseppe Garzia


Patricia V. Corsani


En Mar del Plata, ciudad de la provincia de Buenos Aires, se encuentra el busto en bronce de  Humberto I (Umberto I) de Saboya, quien fuera el Rey de Italia entre 1878 y 1900. Los turistas que se dirigen a la playa o a hacer compras cruzan la plazoleta diariamente sin tener en cuenta la presencia del soberano. El citado rey -el primero de la península- fue asesinado por un anarquista en julio de 1900 en la ciudad de Monza. Tras este hecho trágico se sucedieron los homenajes y proyectos de conmemoración de distinta envergadura en varios países.

Un escultor italiano que estaba desde 1888 en la ciudad de Buenos Aires, Garibaldo Affanni (c. 1861-1917), se sumó con su obra a estos recordatorios por pedido de la colectividad italiana. Affanni  había nacido en Parma, una ciudad de la región de Emilia-Romagna, y se había formado en la Academia de Bellas Artes de la ciudad, histórico espacio para la enseñanza de las artes desde el siglo XVIII. Pero para llevar a buen término esta pieza en bronce, al trabajo del escultor italiano se sumó el de un fundidor del mismo origen, aunque  napolitano: Giuseppe Garzia. Éste tenía en Buenos Aires un taller de fundición artística que llegó a hacer un importante emprendimiento comercial. Tanto Affanni como Garzia firmaron el retrato real.

Al momento de la inauguración, en marzo de 1901, el monumento estaba emplazado en el anexo del Hotel Bristol y el busto del rey ubicado sobre un alto pedestal, que actualmente no se conserva. Al ser retirada la obra en los años 30, para hacer reformas en esa zona de la ciudad, se la llevó a la Villa Mitre. En 2016 el monumento fue reubicado en la Plazoleta de las Provincias, en el cruce de la calle Rivadavia con la Avenida Patricio Peralta Ramos. Ahí había sido su emplazamiento original, pero la escultura ahora se apoya en una nueva base.




Imagen 1. “Mar del Plata. Inauguración del monumento á Humberto I”.
Caras y Caretas, año IV, n° 128, 16 de marzo de 1901, sin paginar. Consulta en línea: https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=862ed0f2-732f-470d-8ec9-cd2871ffc049


Imagen 2. “Monumento Umberto I”, postal Editor R. Rosauer, foto de H. G. Olds, s/f. Cedida a la página “Fotos de Familia” Enrique Mario Palacio.

Consulta en línea: https://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/7192






Imagen 3. Monumento á Humberto I, escultor: Garibaldo Affanni; fundidor: Giuseppe Garzia. Plazoleta de las Provincias, Mar del Plata (foto: Patricia Corsani, septiembre de 2021).



Imagen 4. Monumento á Humberto I, escultor: Garibaldo Affanni; fundidor: Giuseppe Garzia. Plazoleta de las Provincias, Mar del Plata (foto: Patricia Corsani, septiembre de 2021).





martes, 20 de diciembre de 2022

 Derechos Humanos

En contra de la memoria saturada. Otros soportes para un monumento


Marcela Paravano

GEAP-Argentina



Pérgola de las sombras es una obra realizada por Andrés Garavelli (2007) en chapa de hierro calada con cortadora de chapa digital y bancos de cemento. 

Está dedicada a tres estudiantes y una docente desaparecidos durante la última dictadura militar en nuestro país. Ubicada en la Plaza de la Escuela de Educación Técnica N° 3 Politécnico de Berazategui, se inauguró el 23 de noviembre de 2011 colocando una placa recordatoria de Carlos Hugo Blanco, Carlos José San Martín, Alejandro Luis Estigarría desaparecidos en 1977 y Lucía Swica asesinada el 18 de mayo de 1978. Se trata de una pérgola de metal bajo la cual es posible transitar o sentarse y experimentar cómo las siluetas de los rostros de los desaparecidos proyectan su sombra sobre las superficies de la plaza. El techo de chapa calada filtra la luz solar dibujando las “presencias-ausentes” que aparecen y desaparecen según la posición del sol. Volver legible un acontecimiento histórico requiere recorrer toda la complejidad y singularidad de los hechos tantas veces como sea necesario para no olvidar. Lo interesante de este monumento es su sujeción al estado de la luz solar, que hace de las siluetas una imagen móvil, subyacente o nítida de acuerdo con la luminosidad del día. La luz solar se transforma en elemento indispensable para completar la obra y hacer recordar, en su vaivén, los hechos que no deben repetirse en la historia. Dice su autor: “Estas sombras, en realidad, son la obra en sí misma”. La Pérgola-monumento trastoca los soportes y formatos clásicos del arte público y en su estrategia impensada de Pérgola-memorial, actúa como reaseguro para que la memoria no se sature y deje de ser eficaz en el cumplimiento de su ritual.



Foto 1.  Pérgola de las sombras. Foto Andrés Garavelli, 2007. 




Foto 2. Detalle. Pérgola de las sombras. Foto Andrés Garavelli, 2007




Foto 3. Detalle. Pérgola de las sombras. Foto Andrés Garavelli, 2007


martes, 6 de diciembre de 2022

 EL MONUMENTO A LOS CAÍDOS POR LA FIEBRE AMARILLA


Arq. Marcelo Magadán


Pocas semanas atrás corrió la noticia del malestar generado, tanto en los miembros del Consejo Consultivo de la Comuna 4, como en los vecinos del Parque Ameghino y en algunas de las organizaciones que velan por el patrimonio urbano de la ciudad de Buenos Aires, por el anuncio de la construcción de un Memorial a las Víctimas del COVID en el centro de ese espacio verde. El Parque Ameghino es un predio de unas cuatro manzanas de extensión que se ubica entre el abandonado edificio de la que fuera la Cárcel de Caseros y el Hospital Muñiz, en el barrio de Parque de los Patricios, en el sur de la Ciudad de Buenos Aires. 

Ese predio -a fines del s. XIX- funcionó como cementerio y en él todavía quedan los restos de muchos de quienes fallecieron por la fiebre amarilla y fueron enterrados en el lugar. Al dejar de funcionar como tal, en 1882, pasó a ser un parque, que luego tuvo un diseño de Carlos Thays, simplificado en la década de 1940. Estamos hablando de un espacio verde que tiene 140 años -si lo consideramos desde el momento de su creación como Parque Rivadavia-, 117 desde el proyecto de Thays y 82 desde la reforma de 1940. 

Esta historia comienza en mayo de 2022 cuando la Sociedad Central de Arquitectos llamó a un concurso de anteproyectos con el objetivo de construir un monumento en el parque, por expreso pedido del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esto, sin importar que con esa propuesta se destruiría uno de los pocos espacios verde históricos que conservan una muy razonable cuota de integridad y autenticidad. El anteproyecto ganador, cuya construcción se frenó de momento en la Legislatura por la presión de los vecinos y las organizaciones, implica la destrucción de unos 7.000 m2 del mismo y se basa en una serie de estructuras circulares concéntricas ubicadas en medio del parque, lo que implica modificar el equivale al 16% de los 39.000 m2 de la superficie total del mismo. 

El “memorial” en el extremo sur incorporaría al Monumento a los Caídos por la Fiebre Amarilla obra realizada en 1871, en mármol de Carrara, por el escultor uruguayo Manuel Ferrari, que muestra desde hace años un estado de abandono -y consecuente deterioro- muy importantes. 

En 2016, en la última intervención que realizó el GCBA en el parque, el presupuesto se destinó a reemplazar baldosones por hormigón, agregar canteros, etc. No solo no se intervino el monumento, si no que se cometió el error de quitar la reja alta existente que lo protegía, colocando alrededor una suerte de “baranda” baja que permite que cualquier persona trepe, llegue la obra y la vandalice, tal como lo muestran las imágenes que acompañan este texto. 

Es indudable que el monumento requiere de una intervención profunda y cuidadosa que debe estar a cargo de restauradores especializados en este tipo de obras. Pero eso no bastará si -al mismo tiempo- no se le da una adecuada protección colocando una reja de una altura tal que no pueda ser vulnerada e incluyendo ese sector del parque en el sistema de monitoreo por cámaras de seguridad, como existen en muchos otros lugares de la ciudad.  

La restauración del monumento de Ferrari podría representar un justo homenaje a los caídos por las epidemias en la ciudad. Una tarea metódica y respetuosa, tanto de los valores artísticos de la obra, como de los históricos, simbólicos y sociales que ésta representa. Es algo que se podría haber logrado con los mismos recursos que fueron destinados a avanzar en el rumbo equivocado, resultado de no haber ponderado adecuadamente la variable patrimonial en la propuesta. 






 






miércoles, 23 de noviembre de 2022

 

Tirolesa/Obelisco (La Organización Negra, 1989)

 Monumento Obelisco (CABA)

Malala González (UBA)

 

Falta poco para que se cumplan treinta y tres años de aquello inolvidable sobre el Obelisco: la performance de La Organización Negra (LON) que cautivó a más de treinta mil personas en vísperas navideñas, el 22 y 23 de diciembre de 1989. Con ella LON lograba llevar su arte hasta la cima de los espacios públicos, reptando por la ladera del artefacto, colgándose de tirolesas y dominando el espacio aéreo circundante. Una coreografía corporal de seis modelos vivos que entrelazaba agua, aire y fuego en cuarenta minutos.

Lejos quedaban sus escenas desplegadas intempestivamente en semáforos o peatonales de Buenos Aires, porque ahora LON tomaba distancia de sus espectadores-transeúntes para brindarles “desde arriba” un espectáculo previamente anunciado para el disfrute familiar, contando con el gobierno local como “organizador”. Una postal urbana que, mediante el gesto contrahegemónico de caminar sobre un monumento e irrumpir en él, desafiaba múltiples sentidos urbanos, simbólicos, artísticos.

Evocar el suceso es volverlo presente en la huella de la huella. Porque si bien fue efímero, su escenario no lo es. Allí, donde se recuerda la primera vez que la bandera nacional se izó en la ciudad -un 23 de agosto de 1813- la performance de 1989 vuelve a latir: acostarse sobre el césped de la Plaza de la República, mirar hacia la punta e imaginar a aquellos que se animaron a volar en la ciudad de la furia.

González, M. (2015) La Organización Negra. Performances urbanas entre la        vanguardia y el espectáculo. Bs.As: Interzona.

 Registro (Iaccarino-Pampín) en:   https://www.youtube.com/watch?v=G07rtSIOlG4

 

Imagen 1. ©Andrés Barragán. Archivo: Manuel Hermelo

 

Imagen 2. © Roxana Schoijett. Archivo: M. Hermelo

 

Imagen 3. © Malala González

 

 

jueves, 10 de noviembre de 2022

 MONUMENTO AL DR. JOSÉ FIGUEROA ALCORTA

María Fernanda Benítez


Nombre: Monumento al Dr. José Figueroa Alcorta

Autor: Juan Carlos Ferraro

Ley: n° 19.953 del 16-11-1972

Comitente: Comisión de Homenaje al Dr. Figueroa Alcorta

Categoría: Conmemorativa

Tipología: Figura de pie

Material: Bronce

Lugar de emplazamiento: Plaza Dante, Av. Figueroa Alcorta y Av. Pueyrredón, Recoleta. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


La figura del Dr. Figueroa Alcorta se alza de pie sobre un pedestal cuadrangular, viste levita y sostiene con su mano derecha el bastón presidencial mientras que con la izquierda sujeta contra su cuerpo un libro en cuya tapa se lee: “Ley”. En el frente del soporte que acompaña a la figura, a la izquierda y en relieve, la figura de la Justicia aparece bajo la rama de un roble -símbolo de fuerza y justicia- enfatizando las cualidades del estadista. Se lee la firma del autor en la base de la figura, a la izquierda: "Juan Carlos / 1977 Ferraro”.

El monumento se completaba con dos placas de bronce – hoy desaparecidas- que recordaban el desempeño de este abogado y político argentino que ejerció la titularidad de los tres poderes del Estado en la Argentina: como vicepresidente de la Nación entre 1904 y 1906, como presidente de la Nación desde 1906 -a la muerte del entonces presidente electo Manuel Quintana- hasta el 12 de octubre de 1910 y  como presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación desde el 19 de octubre de 1929 hasta su fallecimiento, el 27 de diciembre de 1931.

El artista que realizó esta obra, Juan Carlos Ferraro (Buenos Aires, 1917-2004) fue un escultor estatuario y medallista argentino que participó asiduamente en Salones del circuito nacional. Discípulo y colaborador de Luis Perlotti, su obra tiene presencia internacional.

Fuentes: Archivo Monumenta, ITHA- Payró, FFyL, UBA.








jueves, 27 de octubre de 2022

 

“Saludo al Sol”, Parque de los Pueblos Originarios (Mendoza)

 

Autor: Luis Perlotti (1890-1969)

Fecha de colocación: 1939

Material: bronce (fundición)

 

El monumento “Saludo al Sol” está ligado a la creación del “Parque Aborigen”. Fue inaugurado en 1933 dentro del Parque General San Martín para incluir en este una muestra de flora nativa –cactus, molle, jarilla, chañar, etc. – con fines educativos, científicos y recreativos. En pocos años, surgió el interés por dotar al Parque con una obra artística que homenajeara a los huarpes. Se encargó su realización al escultor argentino Luis Perlotti. La obra costó 5000 pesos y fue colocada en 1939.

Aparece representado un aborigen sentado en un trono y en actitud de adorar el sol, principal divinidad de las poblaciones originarias. La figura está cubierta con un manto en su regazo dejando al descubierto su torso, brazos y piernas, por lo cual, se aprecia su potente musculatura. Se trata de una representación idealizada y estereotipada, dentro de un constructivismo, tal como se aprecia en otras obras del autor como la obra Los Andes (1941), en CABA. Constituyó el primer monumento dedicado a las poblaciones originarias ubicado en el espacio público de Mendoza, con sentido conmemorativo y celebrativo.

El Parque ha sufrido cambios en el tiempo: la desaparición de los grandes cactus, la incorporación de especies foráneas como los cipreses en la zona central, y la denominación, que pasó en 1993 a “Parque Huarpe” y desde 2017 a “Parque de los Pueblos Originarios”. Aún conserva el monumento y una importante cantidad de especies nativas, como referentes del interés que se despertó en la década de 1930 por los habitantes originarios de Mendoza, su medio ambiente y sus costumbres.

 

Contribución: Patricia Favre (GEAP-Argentina y FAD-UNCUYO) 



1- Parque Aborigen (postal, Biblioteca Nacional Chile)





2- Monumento en el taller de Perlotti (Museo Perlotti, CABA)










3 - 4 - 5 “Saludo al Sol”




6 - Vista de la flora autóctona del Parque