lunes, 24 de mayo de 2021


La Pirámide de Mayo

Marcelo L. Magadán


La Pirámide de Mayo es uno de los mayores referentes materiales de la identidad nacional. Se trata del monumento más antiguo del país. 

Construida por el alarife Francisco Cañete en tan solo cuarenta y ocho días, surgió por inquietud de los miembros del Cabildo, quienes decidieron erigir una columna, que en un principio se denominaría: “Columna del 25 de Mayo”. Esto en conmemoración del primer aniversario de la institución de la Primera Junta de Gobierno criollo –hecho ocurrido el 25 de Mayo de 1810.

Se trata de un monumento que tuvo una vida agitada en la que no faltaron ciertos abandonos, vandalismo, algunos intentos de demolición y reemplazo, varias modificaciones como la de 1857, un trasladado en 1912, diversas obras de mantenimiento, su declaratoria como Monumento Histórico Nacional y una restauración integral en el 2017. Llegamos así a este 25 de mayo de 2021 en el que celebramos los doscientos diez años de su inauguración.


Figura 1. Litografía de Alcide Dessalines d´Orbigny mostrando la Plaza de la Victoria con la Recova y la primitiva Pirámide de Mayo, atribuida a Francisco Cañete, en la primera mitad del siglo XIX.



Figura 2. Imagen del Cabildo tomada entre 1842 y 1850, mostrando a la pirámide sobre la izquierda (Archivo General de la Nación)


Figura 3. La plaza de la Victoria en 1845, con la pirámide en el emplazamiento original, frente a la Catedral (Archivo General de la Nación).


Figura 4. Una representación de la Pirámide de Mayo con la recova de fondo. La aureola indica que la misma fue retocada para ser utilizada en una publicación. En este caso se trató de “La Pirámide Mayo”, informe publicado por la Junta de Historia y Numismática Americana en 1913 (Archivo General de la Nación).







miércoles, 19 de mayo de 2021

Debates y disputas en torno a las ubicaciones de monumentos

Eduardo Schiaffino y sus ideas sobre la ubicación de la estatuaria

 

                                                                                       Raúl E. Piccioni

FFyL-UBA



El presente trabajo examina las ideas que el artista y crítico de arte, Eduardo Schiaffino, entre las décadas de 1890 y 1920, expresó en diferentes artículos periodísticos, sobre la ubicación de monumentos conmemorativos y esculturas decorativas en el espacio urbano.


En el mismo se examinan las posturas que planteó en tres períodos: a finales de la década de 1890, en 1916 y en 1925. En las mismas aparecen, con diferentes ejemplos, las mismas ideas. Por un lado, defendía la necesidad de que el sentimiento que representa la escultura conmemorativa pudiese ser recibido por el público y para ello debía estar ubicada de tal manera que el mensaje que la estatua debía transmitir pudiera llegar de manera más eficaz. Por otro, pensaba que dicha ubicación no debía sacrificar ni desmerecer sus valores artísticos y que, para ello, la participación de los artistas en la ubicación de estos monumentos debía ser fundamental.



Figura 1. Mausoleo del General San Martín. Catedral Metropolitana. Carrier Belleuse



Figura 2. Mausoleo del General Belgrano. Iglesia de Santo Domingo. Etore Ximenez




Figura 3.  François Auguste René Rodin, El pensador, Buenos Aires, 1907.